jueves, 5 de enero de 2012

comentando la novela "Madame Bovary" de Flaubert

Ayer por la noche le dí unas hojeadas a la novela, pues deseo leerla con calma, ya que si bien Mario Vargas Llosa nos la ha recomendado, mínimo debo saber cómo la escribió; es decir, apreciar el enfoque que el autor le dá a cada párrafo, o fragmento, cual si un buen píntor revisara constantemente los detalles de la obra. Hasta el momento, he observado que recurre con gran maestria a la observación y descripción de los personajes y del medio ambiente; lo mismo puede hablar a la perfección de la cara de un personaje, su atuendo, vestimenta, así también, lo hace con los objetos, con la más mínima sutiliza, dijera yo. Aplicar la técnica de la descripción requiere mucho talento, pues no creo que cualquier escritor pueda aplicarle la palabra correcta a las cosas, y más en una novela de gran altura. Como un ejercicio de redacción, hace tiempo intenté en casa,  describir lo que había a mi alrededor, recuerdo haber sacado una cienta métrica para tomar las medidas de una mesita de madera, aunque los números no tienen ningún sentido literario, pues el cuatro es el cuatro, escrito o en número, ¿qué palabra poética podía añadirle al cuatro?, ni cantada. Lo cual me resultó muy dificil practicar el ejercicio de la descripción, más no imposible, pues a medida que uno lee buenos libros, se va dando cuenta que la descripción, bien aplicada como lo hizo Flaubert, es preciosa e interesante, sobre todo ilustrativa. Con respecto a la historia, apenas voy donde Emma, una vez que se casó con Carlos Bovary, estaba en su cuarto reflexionando si en realidad se casó enamorada o había estado equivocada. Emma, trató de inquirir el sentido de las palabras felicidad, pasión y embriaguez. ¿Sería que se había casado un médico bobo? ¿qué destino le depararía a Emma, la niña consentida del señor Rouaul?

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